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Próximo encuentro

El próximo encuentro será el Sábado 29 de Enero en la Escuela Artabán a las 10 de la mañana y estaremos practicando juntos hasta la 13. Compartimos además un escrito sacado de la biografía de Bothmer que nos ha inspirado para este nuevo año y para nuestros encuentros HUMANOS.



ESTOY DE PIE EN LA TIERRA, CON OTROS, PARA OBRAR EN EL MUNDO.


Esta presentación me inspira, para retomar la gimnasia y acercarme a la toma de arduas decisiones en la vida, en mi propia biografía, profundamente determinadas por los tiempos que corren.

La gimnasia que creó Friedrich von Bothmer es aún poco conocida. La Comprensión del movimiento aporta en este campo una verdadera innovación, haciendo de las dimensiones del espacio una realidad perceptible para el practicante.

El espacio nos transporta y cada dimensión (vertical, horizontal y sagital) comporta cualidades específicas.

Mediante el ejercicio está experiencia se hace posible.

Esta gimnasia se materializa apoyándose en los trabajos de Rudolf Steiner y en el trabajo concreto con los niños, lo que constituye una valiosa ayuda para comprenderla mejor, pero también para respetar sus intenciones genuinas a la hora de practicarla.

Lo que se pretende es que el practicante pueda valorar el contenido arquetípico del gesto gimnástico y, quizás también, su dinámica, a través del movimiento que se le requiere.

Invitamos a valorar su gran actualidad en el presente para los niños, por supuesto; pero también para cualquier persona que desee tener una experiencia directa con las fuerzas de los tres planos.

Arte de movimiento acorde a la Antroposofía y que responde a las necesidades de los seres humanos en cuanto a su relación con su cuerpo, con el espacio y con la gravedad.

Más de treinta ejercicios, que terminan y comienzan en posición de pie, perfectamente adaptadas a cada etapa del desarrollo. De los alegres corros al dramatismo de las caídas, del ritmo regular de la respiración y de la marcha a las transformaciones tras las transiciones por el infinito. Es una muestra perfecta, mediante la imagen y el movimiento, de las etapas de la biografía.

La gimnasia Bothmer se practica a todas las edades. Para los adultos, puede constituir una especie de “reparación” de fases del desarrollo vividas de forma incompleta o poco satisfactoria. En este sentido, también es una terapia de una incomparable riqueza. Informa sobre uno mismo, al evidenciar la mayor o menor desenvoltura en los distintos pasos de los ejercicios, y reequilibra naturalmente la relación entre los tres planos del espacio.

También es una magnífica actividad preparatoria para las diferentes disciplinas artísticas, debido al sentido que ella desarrolla sobre la relación de uno mismo con el mundo, del cuerpo con el espacio, de uno mismo con su cuerpo en movimiento y en equilibrio.

La práctica colectiva da a los cursos una dimensión social.

La gimnasia Bothmer cautiva a quienes la practican por su sencillez y su profundidad. Es simple porque sus puntos de referencias cardinales (la horizontal, la vertical, el paso hacia delante) son concretos, se verifican y se memorizan fácilmente. Es profunda porque el paso de una dimensión a otra nos coloca en relación con el infinito: el gesto no finaliza en la punta de los dedos, se prolonga. Este debería incluso hallar su origen en la periferia, otorgándole su amplitud, su dimensión sagrada. Este hecho ubica al hombre consciente en el espacio tridimensional: de pie sobre la tierra, abierto al intercambio con el otro y con el mundo, e impulsado hacia sus objetivos para el futuro. Vertical, horizontal y sagital.

En efecto, la práctica de los ejercicios conduce directamente a la dramática y formidable experiencia de la encarnación. Sigue el curso de la biografía, destacando las transformaciones que entraña el encuentro más o menos consciente con las fuerzas espirituales del espacio. Por ejemplo, en lo que concierne a la fuerza de gravedad, si la pubertad es una caída en lo “físico”, el movimiento que crea Bothmer va a permitir vivir esa caída. Pero sobre todo se aprende que hay tantas formas de enderezarse como tipos de caída, antes de aprestarse a la irradiación del paso de “libertad”.

Con todo, así la Gimnasia Bothmer activa la relación del espíritu humano con el cuerpo físico. Plasma el trayecto del hombre sobre la tierra, siguiendo las leyes de su esqueleto y las del espacio tridimensional en el cual este trayecto se desarrolla. El esqueleto permite una verticalidad abierta al espacio y la práctica de la libertad, depende de ello, tal como nos lo enseña Rudolf Steiner. Las leyes del sistema óseo apenas son alcanzadas por nuestra consciencia. Obran de hecho propiciando una comprensión inmediata al liberar el pensamiento vivo e intuitivo implícito en los ejercicios.

La Gimnasia Bothmer está bien presente, aunque todavía discretamente. Su potencial se mantiene intacto, lleno de promesas para quienes, practicándola, lo revelarán.


Roberto Martínez.

“La Gimnasia Bothmer, La biografía del conde Bothmer” Libro I






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